domingo, 26 de julio de 2009

Un verano diferente

Este fin de semana en la playa ya se puede observar el verano en todo su esplendor, estamos en julio y están abarrotadas, llenas de sombrillas, de niños que se resisten a salir del agua, de jóvenes que intentan jugar con las paletas sin apenas mover los pies, de no tan jóvenes que pasean por la orilla intentando hacer el ejercicio pendiente del invierno. Todo se parece a lo que ocurre cada verano, en cualquier playa.

Pero este año hay algo diferente, la sensación es otra, parece que son más que otros años, parece que los que van a la playa no tienen prisa. Los que pasean, toman el sol o juegan tienen otra actitud, tal vez más relajada. La verdad es que para muchos de ellos es un verano diferente, después de muchos años de trabajo, donde solo se disponía de unos días de vacaciones en verano y estos debían disfrutarse de forma frenética o en una pequeña escapada de una semana. Ahora se encuentran con todo el tiempo del mundo (al menos de momento), no deben tener prisa, están en el paro.

De todas formas el espíritu no cambia, sean cuales sean las circunstancias de cada uno, cuando se acercan a la playa sonríen, disfrutan, intentan ser felices. No van a la playa para lamentarse, van para evadirse. El sol y el mar sirven de plan de choque, ese que los políticos no saben hacer.

sábado, 18 de julio de 2009

Cinturón o falda

Estaban sentados en la terraza de un bar, refrescando un verano muy caluroso. Los dos amigos hablaban del último concierto que habían visto y se emocionaban en cada recuerdo de aquella noche. De repente llego una mujer y se acercó a la mesa de su lado, donde desde hacía un rato charlaban un grupo de jóvenes. Los dos amigos se fijaron en la chica que acababa de llegar y repararon en su… falda-cinturón o se llama cinturón-falda, bueno en todo caso se trataba de una falda que tenía más pretensiones de ser cinturón, aunque lo mismo podría decirse que se trataba de un cinturón con pretensiones de falda.

Ambos observaron como la chica después de unos segundos de indecisión decidió acompañar al bullicioso grupo de amigos, tomó una silla y la acomodo alrededor de la mesa. En ese momento hizo el gesto de sentarse y con gran habilidad usando sus manos suplió las carencias de su falda o mejor de su cinturón. A partir de ese momento la muchacha uso una mano para ayudar a su falda o cinturón a realizar su función, lo que su prenda no podía hacer lo hacia ella con una u otra mano, lo que la dejo manca. Solo tenía una mano para la relación con sus compañeros, aguantar el cigarrillo y beber de su vaso.

Después de este lapsus los dos amigos continuaron con su distendida conversación sobre el maravilloso concierto que habían visto, aunque rápidamente llegaron a la conclusión de que el batería del grupo no tenía necesidad de estar también en los teclados, eso le hizo perder concentración y el grupo no tacaba igual. Los dos pensaron que una de dos o batería o teclados, pero las dos cosas le restaban posibilidades.

lunes, 13 de julio de 2009

Empresas sin Alma

Algunos expertos piensas que las empresas tienen Alma y otros asumen que esta Alma no es más que lo que llaman “Cultura de Empresa”, que supuestamente es aquello que diferencia a cada empresa de las otras (es algo así como su personalidad, su sello de identidad). Hay quien llega más lejos y es capaz de desarrollar un Manual con todo esto. ¿Serias capaz de describir tu Alma en un Manual al uso?

Tengo claro que las empresas están formadas por personas y estas tienen vidas, familias, compromisos, emociones, sentimientos e incluso alma. Por tanto, si una empresa está formada por personas que tienen todo esto: ¿Será la empresa una suma de estas cosas que tienen sus empleados?

No sé si las empresas tienen alma o no, ni siquiera lo considero importante, pero sí creo que las empresas pueden ser desalmadas (faltas de conciencia, crueles, inhumanas). Cuando son capaces de olvidar que están formadas por personas y solo piensan en ellas como números, como una mera transacción económica. Cuando una empresa en nombre de su futuro o de cualquier otra escusa es capaz de olvidar a las personas, pierde toda credibilidad, rompe cualquier contrato psicológico con su plantilla y quema parte de su futuro, porque aunque se asegure un mejor futuro económico (corto plazo), le costará recuperar “su alma”.

lunes, 6 de julio de 2009

Una Cena con Amigos

El viernes me reuní con un grupo de amigos de toda la vida para compartir una cena que al final duró hasta bien entrada la madrugada. Como siempre teníamos mucho de qué hablar, nuestra misión es poner solución a los problemas, a todos, empezamos por los locales y más próximos y terminamos dando soluciones para el país, Europa y el hambre en el mundo. Esto siempre es directamente proporcional al número de Gin-Tonics tomados.

Pero lo mejor de este encuentro, que ya se produce desde hace muchos años, es la sensación de permanencia al grupo que se tiene desde el primer momento. No importa cuánto tiempo hayas estado sin ver a una u otra persona, ni siquiera que sus ideas o forma de ver la vida sean opuestas a las tuyas. Hay algo por encima de todo que hace que no sientas la necesidad de salir corriendo de una reunión de antiguos amigos (que no antiguos alumnos), con los que solo compartes la suma de años, una barriga y menos pelo, en algunos casos mucho… mucho menos pelo.

Creo que en los tiempos que corren es un privilegio poder tener estas reuniones aunque solo sea una vez al año. ¡¡¡Perdón, a pesar de ser solo una vez al año!!! Si las empresas funcionaran con un poco de este espíritu seguramente funcionarían mucho mejor.

Hasta el año que viene.

jueves, 2 de julio de 2009

Los Sentimientos de la empresa

Hace unas semanas un amigo y ex compañero de trabajo me recomendó la lectura del libro La Empresa Sensual (Jesús Vega de la Falla). Lo leí y debo reconocer que me sorprendieron algunos de los planteamientos que contiene, con otros no estoy muy de acuerdo.

El autor define las empresas sensuales como aquellas que son capaces de enamorar a los clientes, accionistas y sobre todo empleados (resumen muy simple del libro), no le falta razón en sus planteamientos y los ejemplos en los que se apoya son claros, pero la duda que le queda a un lector como yo, que además está en el mundo de la empresa, es muy trivial: ¿Es esto posible en cualquier empresa? ¿Lo puede o debe hacer mi empresa?


No podemos olvidar que las empresas tienen como fin último ganar dinero y que este extremo en muchas ocasiones está reñido con la posibilidad de tratar a sus empleados como personas y no como números. Si aplico toda la teoría de este libro a mi empresa me puedo quedar solo, me explico (para aquellos que no conocen donde trabajo) y así no levanto expectativas secretas en los que si saben dónde estoy. Hace unos días una compañera de trabajo hizo un comentario en una reunión, refiriéndose a nuestra empresa dijo: “Esto es como un pequeño pueblo, donde todos nos conocemos y hablamos de todo, hay que entenderlo así…”

Esta afirmación me llamo la atención, nunca hubiera hecho una comparación como esa, pero sobre todo por lo que implica de visión humana de la empresa, porque cuando pensamos en un pueblo de 200 habitantes, no pensamos en números, pensamos en personas que viven en un determinado lugar, y son felices, y discuten, y votan, y tienen un alcalde, y se casan, y se divorcian, y se ayudan, y se odian, y todo aquello que hace un ser humano que tiene la capacidad de amar, pero no solo por tener sexo y reproducirse como otros mamíferos, sino también porque pueden seducirse y enamorarse.

Me gustaría que mi empresa fuese así, que desarrollase la capacidad de amar y seducir a sus empleados, a sus clientes, a sus accionistas, porque de esa forma todos serían más felices y aquellos que no quisieran enamorarse de su empresa se tendrían que marchar.

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