"El reto es gestionar los sentimientos de todos sus miembros para que cuando el equipo empiece a construir y emitir los suyos no invada la parte personal de cada uno"
Todos
pensamos que trabajar en equipo es algo sencillo y que se resume en la mayoría
de las ocasiones en compartir espacio, medios y alguna que otra reunión. Nada
más lejos de la realidad. Pero no definiremos ahora que significa trabajar en
equipo o las bondades de esta forma de trabajo. Me gustaría comentar algo diferente
para “hacer equipo”, o eso creo, y que llamaré “sentir equipo”.
Hay muchas
clases de equipos, básicamente dependiendo del objeto por el que sean creados,
todos ellos tienen muchas cosas en común en su forma de funcionar. Pero hay
algo que les es básico y a su vez fundamental en su funcionamiento,
se trata de los “sentimientos de los
equipos de trabajo”. Así es, los equipos de trabajo tienen sentimientos,
pero no son la suma de los sentimientos de las personas que los componen, son
sentimientos propios como equipo. En todo caso lo que puede ocurrir es que
algunos de los sentimientos particulares de sus miembro estén en
contraposición con los que genera el equipo al que pertenece.
Este es el
gran truco en la construcción de equipos y sobre todo en que lleguen a ser algo
más que un grupo de personas que trabajan juntos: Gestionar los sentimientos de
todos sus miembros para que cuando el equipo empiece a construir y emitir los
suyos no invada la parte personal de cada uno, y si lo hace, sea de forma
consciente.
Cuando seas
capaz de pertenecer a un grupo de personas que trabajan juntas, que sean
capaces de respetarse emocionalmente y a su vez tengan sentimientos comunes,
estarás trabajando en equipo.
Pero esto
tiene otro truco: Debe existir un líder que sea capaz de ordenar las emociones,
ese es su rol. Además un buen líder deberá pertenecer a otros equipos donde no
lo sea y permita que otras personas trabajen sus sentimientos. Los equipos se
sienten, tienen sentimientos. No alineamos personas, alineamos sentimientos
para hacer equipos que funcionen con una simple mirada.
Analizar
porque fracasan los equipos en algunas ocasiones (yo diría que en muchas) es
una tarea ardua y tal vez de poco interés, al menos para leer aquí, pero si
podemos preguntarnos: ¿Cómo podemos reducir los riesgos de fracaso de un equipo
de trabajo?
Para esto solo
es necesario ocuparnos de los sentimientos y/o emociones de las personas que
formaran el equipo. Está claro que no es tarea sencilla, pero si minimizamos el
rozamiento entre los sentimientos de cada uno y los que crea el equipo,
podremos avanzar mucho en el éxito de ese colectivo.
Esta teoría
va más próxima a la “Teoría delas inteligencias múltiples” desarrollada por Howard Gardner, que
aplicada a los equipos de trabajo diría algo así como que el equipo no posee
una única inteligencia, sino una diversidad de inteligencias que marcaran las
potencialidades del equipo. Estas inteligencias trabajan juntas (sentido de
equipo), pero son entidades semi-autónomas (cada uno de los miembros del
equipo).
Si queremos prevenir el fracaso de un equipo de trabajo deberemos pues
asimilar que cada uno de los individuos que lo forman aportan al grupo su parte
de inteligencia, sentimiento o emoción, en definitiva su forma o perspectiva de
ver la vida y por tanto de afrontar los objetivos a conseguir por el equipo. Si
conseguimos no anular gran parte de estas formas de ser, pero a la vez somos
capaces de crear otra forma de ser independiente (el equipo como tal) que
respete todas ellas, tendremos un equipo con una salud de hierro.
3 comentarios:
Hola Ximo me ha gustado tu artículo. Un pequeño aporte:
Como dices el grupo debe limar los rozamientos entre los miembros del grupo, esto solamente hay una manera de conseguirlo, es que cada miembro perciba al grupo como justo, reglas claras, ética y justicia en las decisiones. Aunque en ocasiones el grupo actúe contra mis objetivos particulares, si sé, que son las reglas y a todos los miembros se les trata por igual, "comprenderé y asumiré" la situación.
La diferencia de trato es lo que más se les reprocha a las empresas por parte de sus miembros.. Se le exige justicia cosa que no tienen porqué hacer y raramente hacen.
Otra parte muy importante es la empresa como facilitadora de los objetivos particulares, una conciliación entre los objetivos de los miembros y del grupo, entre los que se encontrarían los sentimientos que comentas, sería un potente motor de engagement, de compromiso.
Saludos. un gran artículo.
Hola Pedro. Disculpa por la tardanza en responder a tu comentario, y gracias por la lectura del post.
Entiendo tus planteamientos y coincido, pero tengo dos matices. Uno, no creo en el reparto "justo" de las cosas en un grupo, creo que cada uno tiene su rol y lo debe asumir, eso es bueno siempre para todos y para el grupo. La justicia es conjunta y no individual en un grupo.
La otra es que no creo en que existan objetivos particulares en un grupo, solo hay objetivos comunes, generales. Así que la empresa no tiene nada que facilitar a sus miembros, solo los propios miembros son dueños de sus objetivos.
Bueno, este es mi punto de vista. Saludos
@xsalas
Cuanto tiempo, no había visto tu contestación.
Tal vez no me haya expresado bien, justo no es lo mismo que igual, la justicia puede ser ponderada según el rol que desempeñas dentro del grupo. Por eso lo de reglas claras y ética (creo que es a lo que te refieres como justicia conjunta) en eso estoy totalmente de acuerdo. Pero la justicia es una percepción individual, "el profe me tiene manía"
Respecto a la segunda afirmación creo que lo que dices es lo que ocurre en la mayoría de los casos. La empresa no se preocupa de facilitar ¿Qué ocurriría si lo hiciera? ¿Qué ocurriría con el compromiso hacia la misma?
Un placer xarrar contigo. Saludos.
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