viernes, 20 de marzo de 2009

Un ERE para las fallas

Era una mañana soleada, agradable, de estas en las que empiezas a sentir el contacto del sol de otra forma, la luz parece ser diferente, sientes que ya te sobra la chaqueta, pero no te molesta. Son mañanas que suelen presentarse de repente, sin avisar, y te hacen sentirte mejor. A esta mañana solo le faltaba el olor, ese olor a pólvora con el que se identifican estos primeros días de luz diferente, el anticipo de la primavera huele a pólvora en algunos pueblos del Mediterráneo.

Ya quedan pocos días para las Fallas, pensó Ventura. Aunque ya no participaba de la fiesta, seguía teniendo esta sensación cuando el día se descubría de esta forma. Le gustaban las fallas, había participado en ellas de forma activa y guardaba un grato recuerdo.

De camino al trabajo Ventura olvidó rápidamente las fallas y se puso a pensar en su situación profesional, las dificultades eran grandes y cada vez el futuro más incierto, le costaba mucho conectar con su empresa. Ya no la sentía como antes, no tenía la misma ilusión, ni se agolpaban en su cabeza un montón de proyectos que quería llevar a cabo. Las personas evolucionan, pensó Ventura, este proyecto ya no es el mío, necesito cambiar.

De repente se vio proyectando de nuevo el mundo de las Fallas en su mente, como si la nostalgia le invadiera. Ventura se preguntaba porque estaba fuera si una vez se juro que nunca las abandonaría. Se dio cuenta de que el verdadero motivo de su abandono era el mismo que ahora le cuestionaba su dedicación profesional: Dejó de ser su proyecto. Ventura había evolucionado, pero las fallas no. En realidad él siempre pensó en cambiarlas, en hacerlas diferentes, pero siempre se encontró con las famosas tradiciones y el tabú de que estas no pueden cambiarse. ¿Y quién quiere cambiar las tradiciones? Se preguntaba. Sabía que solo era necesario cambiar el entorno de las tradiciones, ¿Acaso no han cambiado los materiales con los que se construyen las fallas? ¿Las hace esto diferentes? ¿Han dejado de ser tradicionales?

¿Por qué se produce esta involución en las fallas? Digan lo que digan los partidarios de las fallas “tradicionales”, estas son inmóviles, cerradas, solo cuentan con el apoyo incondicional de sus propios miembros y son incapaces de atraer a personas jóvenes, que piensan diferente, que serian capaces de “plantar” las fallas de otra forma. Este inmovilismo solo beneficia a cuatro, los cuatro de toda la vida, los que nunca abandonaran, los cuatro a los que el resto deberemos hacer un homenaje por haber mantenido la “tradición” de las fallas durante años. Lástima que tal vez no quede nadie en las fallas para hacerles este homenaje.

Ventura despertó de sus pensamientos cuando aparcó el coche frente a su empresa, era su último día de trabajo, la mala gestión de algunos y el inmovilismo de otros habían terminado con un buen proyecto. Ya solo le quedaban las fallas, si es que alguien se daba cuenta del peligro que corrían.

Una alternativa de estas Fallas 2009, el Llibret de L'escletxa: http://issuu.com/iussuf_almamlaka/docs/falla-escletxa_09

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...