¡Imbéciles!, ¡Pero, como se puede ser tan incompetente! Os he dicho, una y mil veces como debe hacerse el trabajo. No podéis fiaros, son muy peligrosos y no se debe dejar la puerta de la celda abierta, en cualquier descuido os cortan el cuello. Lo peor de todo es que ponéis en peligro la vida de todo el personal del centro. Aturdido por los gritos, Miguel hizo una señal a su compañero y este cerró la puerta desde dentro, se le quedo mirando y le dijo:
“Cada vez están peor estos funcionarios, otro que necesita un pequeño descanso”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario