Cuando inicias un nuevo reto profesional pones toda la carne en el asador, lo das todo, intentas tener todos los detalles controlados. El objetivo es no cometer errores, que todo salga bien, incluso por encima de la consecución de los objetivos finales del proyecto. Sin embargo ¿Es posible tener todas las variables controladas? O incluso ¿Es necesario?...
...Santiago tenía un interés especial en su nuevo proyecto, su futuro profesional estaba en juego. Durante los primeros días no quiso dejar escapar ningún detalle y sentía la necesidad de controlar todas las implicaciones que su trabajo estaba teniendo. Esta situación, con el transcurso del tiempo, le llevo a una posición de bloqueo, tanto personal como de ideas. Saltaron todas las alarmas y brotó un estado de ansiedad preocupante.
En una comida con un amigo y ante la situación que estaba viviendo, Santiago decidió contarle lo que le ocurría. Su amigo, sin apartar la vista del plato, le preguntó si su proyecto había terminado. Santiago, sorprendido, le dijo que no, que estaba empezando. Su amigo, levanto lo vista del solomillo y le dijo: Pues no lo parece, da la sensación de que quieres terminar antes de empezar. Deberás pedirte explicaciones cuando no cumplas los objetivos del proyecto, no antes. El resto de la comida lo pasaron recordando viejos tiempos.
Pocos días después Santiago presentó un informe del progreso de su proyecto. Durante las preguntas posteriores, fue consciente de que ninguna de sus preocupaciones actuales eran de interés para el resto de compañeros, no por falta de importancia, sino porque no era el momento.
Le vinieron a la memoria las palabras de su amigo “...quieres terminar antes de empezar”. Se relajó. Si fijo nuevos objetivos personales. Se apartó de delante de la locomotora y se subió a charlar con el maquinista, este era uno de los objetivos intermedios.
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