En la puerta había una gorra negra y un bastón, Miguel encuadro la escena en el objetivo de su cámara y disparó, seguía paseando y haciendo fotos por aquel pueblecito uruguayo de calles empedradas y fachadas pintadas de llamativos colores. La escena le parecía perfecta por los contrastes que ofrecía y repitió la foto con diferentes encuadres, de repente se abrió la puerta y quedo ante él expuesta la realidad de su foto. Al fondo de la sala, detrás de la puerta, estaban velando un cadáver.
1 comentario:
El relato es incomprensible; desorden absoluto en la ubicación de los elementos que lo componen.
Fantástico en su desarrollo gramatical.
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