sábado, 29 de enero de 2011

Una Bala


La bala, en la sien; la pistola, en el regazo, la sangre resbalando por el cuello desnudo. Nadie oyó nada, nadie sabía nada, nadie lo conocía. En aquel lugar había muchas personas de paso, sin rumbo, sin futuro, olvidadas. Lo metieron en un saco negro, lo cargaron en un furgón. Desde la ventana de su cubículo Santiago despidió a su amigo, sin lágrimas, ahora tendría que conseguir otra pistola… y una bala.

2 comentarios:

Marga Moya dijo...

Hola Ximo.
'..Nadie oyó nada, nadie sabía nada, nadie lo conocía...' esto me suena, en esta especie de locura social que a veces vivimos.

Un abrazo,

Unknown dijo...

Gracias Marga, así es, en estos tiempos son muchos los que miran para otro lado cuando pasa algo...
Un saludo.

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