La sociedad está empeñada en cambiar la forma de
relación de las personas, y por tanto dentro de las empresas… aunque este cambiando es lento, tal vez se produce al ritmo al que se están incorporando los “nativos digitales” al mercado laboral o tal vez porque las empresas descubran que en este nuevo
entorno es donde se podrán desarrollar los nuevos equipos de innovación.
Mucho se habla de cómo serán las “Nuevas empresas” y
poco se construirán. Lógico, aún estamos re-evolucionando sobre conceptos que
no tienen asignados directamente beneficios (ahorros) que se muestren en la
cuenta de resultados, al menos no de forma convincente. Les llamamos
“Organizaciones 2.0” o “Empresas 2.0”.
Pero lo cierto es que el concepto “empresa” es el
que tenemos todos en la mente, con el que hemos nacido, crecido y nos hemos
reproducido profesionalmente. Así que será muy difícil que estructuremos una
nueva forma comercial de agrupación de
humanos que se llame igual, aunque le pongamos la coletilla “2.0”.
Además, por las pistas que estamos teniendo: Organizaciones planas, comunicación transversal, libertad de movimientos de las personas, participación global, innovación continua, adaptables a cambios de forma rápida, flexibles, formados por intra-emprendedores… Poco tendrán que ver con las actuales organizaciones llamadas empresas.
Además, por las pistas que estamos teniendo: Organizaciones planas, comunicación transversal, libertad de movimientos de las personas, participación global, innovación continua, adaptables a cambios de forma rápida, flexibles, formados por intra-emprendedores… Poco tendrán que ver con las actuales organizaciones llamadas empresas.
#RRHH por @xsalas |
Por lo tanto, mientras no aparezca alguien (seguramente con apellido anglosajón, no sirve si se llama Pérez o García) que les asigne una nueva nomenclatura, les podemos llamar: “No-Empresa”. Tiene su sentido no.
Poco se parecerán a las actuales y además muchos creemos que esa diferencia (cuanto más acentuada) es la que les hará mejores, incluso hasta el extremo de que solo en ellas se podrá trabajar el talento y la innovación, desde las “tribus” que formaran su músculo.
Si ahora les llamamos “Empresa”, su re-evolución debe llamarse “No-Empresa”, al menos para desterrar la posibilidad de que algún iluminad@ “General Manager” intente colocar alguno de los estigmas de las viejas empresas en las nuevas no-empresas, apelando a los valores de la organización.
Y si de forma general nos cuesta tener más o menos
claro que puede ser una no-empresa (difícil, muy difícil), podríamos empezar
por aspectos más concretos de su forma o funcionalidad, por ejemplo: ¿Cómo se
organizarán? Para eso vamos a tomar como símil los diferentes estados de la
materia: Sólido, líquido y gaseoso.
Creado por @xsalas |
Frente a esta rigidez desarrollada desde la segunda
revolución industrial y la visión muchas veces “tayloriana” (Frederick Taylor)
de la empresa, surgen organizaciones más ligeras en sus formas, más moldeables
y ágiles frente a los cambios. Organizaciones, tal vez impulsadas desde la teoría
de Henry
Mintzberg, que desde la segunda mitad del siglo pasado avanzan hacía organizaciones
más intuitivas y menos planificadas. Su estado es líquido.
La actual situación, muy próxima a la cuarta
revolución industrial, o más bien, re-evolución digital. Donde la rapidez con
que la sociedad se mueve, hace necesarias estructuras ligeras, moldeables y líderes
adaptables a los cambios continuos. Donde la relación a través de redes se consolida
como medio más lógico para generar conocimiento e innovación, sin ser cerradas
ni eternas, permitiendo la permeabilidad suficiente para que se auto alimente de
los cambios externos. En definitiva, organizaciones alejadas de liderazgos
basados en el poder y cercanas a las personas y sus emociones. Sin duda su
estado es gaseoso.
Si queremos que nuestras empresas evolucionen y se adapten a los nuevos tiempos de cambio, a las nuevas formas, deberemos
aplicar un dosis adecuada de energía a las mismas. No olvidemos que los estados
de la materia solo evolucionan si aplicamos la energía necesaria, no lo hacen
por arte de magia.
Pero que no se preocupen aquellos que velan por los costes de la energía, según el primer principio de la termodinámica “La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”. Si eres inteligente será una inversión, no un gasto.
[Este post fue publicado en este Blog por primera vez en octubre de 2013]
Pero que no se preocupen aquellos que velan por los costes de la energía, según el primer principio de la termodinámica “La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”. Si eres inteligente será una inversión, no un gasto.
[Este post fue publicado en este Blog por primera vez en octubre de 2013]
3 comentarios:
Veo más posibilidades y eficiencia en los empleados "todoterreno", en los que cada día se mimetizan un poco más, en los hambrientos de nuevos conocimientos y tendencias, creativos e innovadores, adaptables y resilientes. Empresas y RRHH también deberán ser camaleones y a la vez canguros, adaptación y dar el salto en los momentos oportunos.
Hola Mari Paz, gracias por leer el post y dejar el comentario.
Yo asocio los empleados "todoterreno" como aquellos que sabrán adaptarse a una empresa con estructura "gaseosa", continuamente cambiante.
Saludos,
@xsalas
Lo veo Ximo, en un entorno VUCA, donde el empleado y emprendedor deben adaptarse, no podemos pedirle menos a las organizaciones. La empresa gaseosa, me gusta!
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