No
es cuestión de contratar a un Comunity Manager que te lleve las redes sociales
–que también, si es necesario-, aunque las tenga porque todos las tienen, de
cambiar tu página Web para que sea más “chula” y se vean las fotos y los
vídeos, que por supuesto hemos grabado para transmitir los valores y la cultura
de la empresa entre nuestras huestes.
No
es una moda que dentro de un tiempo será olvidada, como las corbatas anchas, la
blusa marinera o los pantalones de campana, que guardaré en el armario hasta
que vuelvan a llevarse.
No
es un compromiso que salvas asistiendo a un seminario organizado por una
consultora “super-amazing” donde te hablan del futuro, del cambio, de la
importancia de las nuevas tecnologías, para luego comentar en el “coffee
break”–recreo- con el mismo ponente, que todo esto está muy bien pero que el
día a día de la empresa es otro.
La realidad es muy tozuda, la sociedad es muy tozuda y si ha decidido cambiar lo hará independientemente de lo que pienses, creas o sueñes.
“Hace
unos días impartí, para un directivo de recursos humanos, unas sesiones sobre
uso de redes sociales, entre ellas LinkedIn
–como no-. El buen interés mostrado por este profesional se adivinaba insuficiente
para salvar las diferencias entre él y los valores contenidos en los nuevos
entornos de relación-conversación que estaba descubriendo. Su visión de las
relaciones dentro de estos nuevos entornos estaban siendo filtradas por su
dilatada experiencia. Mientras intentaba imaginar como podía ser una relación
con un “desconocido” de LinkedIn, ordenaba a su equipo insertar un anuncio en
un portal de empleo, para que esos mismos desconocidos aplicasen a una oferta
de empleo oculta de su propia compañía.”
Es
evidente que somos un país cada vez más “viejo” –en un continente cada vez más
viejo- y que las personas “mayores” –de 45 años- deberán volver al mercado
laboral; si se quiere salir de este atolladero en el que nos encontramos. Por cierto, mercado del que fueron expulsados por los mismos que ahora les discriminan por
tener la misma edad que ellos, paradójico no. La mayoría de estas personas se
seguirán moviendo en un contexto de comunicación cercano a los métodos del
siglo pasado, pero sin duda los más avispados, los que han aprendido la
lección, en definitiva; los que han sabido evolucionar y por tanto mejorar su
valor profesional, están entrando en una nueva dimensión de
relación-conversación que los que han seguido en su lugar no han tenido la
oportunidad/necesidad de descubrir.
Así que sólo nos queda una pregunta por responder: ¿Cómo podrán conectar con ese talento sénior que se está construyendo?
La
otra cara de la moneda nos habla de jóvenes que se incorporan el marcado
laboral y que están más pendientes de vivir y disfrutar que de crear vínculos perennes
con organizaciones que despidieron a sus padres cuando ellos andaban pidiendo
la nueva PS3. Personas que consideran viejo un ecosistema como Facebook y que
prefieren conversar en Snapchat;
lugar que no será capaz de entender en toda su esencia cualquiera que tenga más
de veintitantos. Candidatos que se sienten identificados con lugares donde las
conversaciones son efímeras, las obligaciones pocas, y donde pueden elegir sus
propios contenidos sin estar atados a los medios convencionales que les imponen
los tiempos y los sesgos de las grandes cadenas.
Así que solo nos queda una pregunta por responder: ¿Cómo podrán conectar con ese talento junior que se está construyendo?
Cada
vez lo tengo más claro, este cambio se está produciendo en ambos colectivos de
candidatos, y las empresas –perdón los directivos de las empresas- siguen
empeñados en interpretar el cambio como una moda, no porque crean que lo sea,
más bien por el miedo a verse expuestos en un medio que no dominan ni quieren
dominar. Siguen empeñados en colgar anuncios en portales de empleo que unos
–sénior- y otros –junior- están dejando de lado, para hablar cada uno con su
tempo, su jerga y sus contactos.
¡¡Bienvenidos
a la era del conocimiento y la conversación!!
1 comentario:
Con el surgimiento de las nuevas tecnologías se abren más posibilidades para el mundo laboral, y es importante que tanto jóvenes como personas ya no tan jóvenes aprovechen este surgimiento y logren entrar a el mundo laboral, realmente lo más importante es que las empresas se fijen en las capacidades de las personas para el mundo laboral y no tanto en la edad.
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