(Enlaces anteriores: Erase una vez… Parte I - Erase una vez… Parte II – Erase una vez… Parte III - Erase una vez… Parte IV) (Este es un relato de ficción que solo tendrá parecido con la realidad en la imaginación de quien lo lea…)Cuando Ventura estaba a punto de abandonar el despacho sonó el teléfono.
- ¿Sí?
- Ventura, soy Esteban.
- Si, dime Esteban. Me has pillado saliendo… Dijo Ventura con cierta premura.
- Solo quería decirte que lo de los bancos va por buen camino. Le contó Esteban con cierto entusiasmo.
- Joder Esteban que alegría me das, ¿Seguro?
- Te diría que casi seguro. Afirmó Esteban. Tenemos que celebrarlo esta noche. ¿Vale?
- Lo celebramos seguro. Confirmo Ventura, recordando en ese momento la invitación de Ramón para ir de copas.
- Te ha contado Ramón que hemos quedado para después de la cena. Le dijo Esteban como si hubiese leído su pensamiento.
- Si… pero no puedo ir. De todas formas esto lo tenemos que celebrar con todos en la cena. Dijo Ventura convencido.
- Sin duda Ventura, esto es bueno para todos. Nos vemos en la cena. Terminó Esteban.
- Nos vemos en la cena. Se despidió Ventura.
Sin duda era una buena noticia para todos y debían celebrarlo en la cena…
Ventura apago su portátil, miro a su alrededor como despidiéndose de aquel despacho que encerraba muchos recuerdos, aunque los más presentes eran todos buenos. Cerro las luces y la puerta, pensó que no quería renunciar, que quería continuar y salir adelante, intuía que la típica cena de verano de este año seria muy positiva para todos.
De camino a casa, ya en el coche, Ventura se sumió de nuevo en sus recuerdos, el recuerdo anterior de los tiempos difíciles le llevó a pensar que cuando parecía que las cosas no tenían remedio y que la nueva cultura se imponía, todo empezó a cambiar de nuevo. Como en toda empresa los cambios se desencadenaron por la falta de resultados, Ventura estaba seguro que nada hubiese pasado sin este factor, que empezaba a ser preocupante para algunos, aunque otros no fueron conscientes hasta mucho después. De todas formas y a pesar de las urgencias el daño estaba hecho y costaría salir del pozo.
De nuevo y como queriendo repetir la historia anterior los cambios ocurrieron en poco tiempo, tal vez en este caso las urgencias podían estar justificadas por la situación caótica de la empresa, pero tampoco beneficiaron a nadie. De todas formas se abría un horizonte de esperanza, aunque no para todos, como en todo cambio también en este algunos se sintieron decepcionados, sobre todo aquellos que estaban más cerca de los derrotados. En esto no éramos diferentes. El problema apareció después, cuando no se supo terminar con las diferencias entre unos y otros.
Después de llegar a su casa para darse una ducha y arreglarse, salió de camino a casa de Carmen para recogerla, tal como había quedado con ella. Le había prometido no hablar de trabajo y quería cumplir su promesa, así que decidió terminar con la historia que llevaba recordando desde el principio del día.
Los nuevos tiempos trajeron nuevas esperanzas, que para Ventura después de pasado un tiempo se habían disipado, ya no creía en las soluciones mágicas, solo en el trabajo. Sabia que su empresa podía salir de la encrucijada en la que estaba metida, para ello se necesitaba honestidad, trabajo y un buen rollo que entre todos se encargaban de matar. No hacían falta lecciones magistrales, solo tener el horizonte claro, un equipo cohesionado y un trabajo de toma de decisiones continuas. Ser duro con los problemas y delicado con las personas, esa era la filosofía de Ventura.
Ventura sabia que su empresa tenia una solución, pero que no pasaba por lecciones magistrales, sino por el trabajo diario; que no pasaba por discursos grandilocuentes, sino por el ejemplo propio; que no pasaba por pedir de forma continua sin confiar en los momentos clave; que pasaba por la honestidad y sobraba el protagonismo de los salva patrias que todo lo saben y todo lo han vivido.
Estaba llegando a casa de Carmen y la vio a lo lejos, le esperaba en la puerta. Paró delante de ella, salió de coche y se apresuró a abrirle la puerta para que entrase en el coche. Carmen se quedo gratamente sorprendida.
- Gracias. Que detalle. Dijo Carmen en tono dulce.
- De nada, es un placer. Contesto Ventura. Siempre pensé que tener detalles con las mujeres era cosa de afeminados.
- Estas equivocado Ventura, para mi no hay duda, prefiero a los hombres con detalles con este. Afirmó Carmen.
Ya en el coche, Ventura quiso contarle su día de recuerdos pero se acordó de la petición de Carmen de no hablar de trabajo. Quería cumplirla.
- Me ha llamado Esteban. Dijo Carmen rompiendo el silencio del interior del coche.
- ¿Qué quería? Preguntó Ventura.
- Me ha dicho que los bancos han dado luz verde a las peticiones de…
- A mi también me ha llamada. Interrumpió Ventura. Pero me dijiste que no querías hablar de trabajo ¿no?
- Si, tienes razón, pero la noticia es buena, creía que debía comentártela. Se disculpo Carmen.
- Es muy buena. Confirmó Ventura. Ya sabes lo que pienso Carmen, una vez resuelto el tema financiero, solo nos falta poner orden dentro y empezar a trabajar en serio. No podemos seguir haciendo el tonto unos contra otros y …
- Vale, vale, de verdad, mejor si no hablamos de trabajo. Le corto Carmen.
- Lo siento Carmen.
- No debes disculparte, todos tenemos ganas de salir de esto. Yo también.
Continuaron de camino hacia el restaurante donde se celebraría la cena de empresa ese verano, ambos coincidieron en que la noche sería diferente después de conocer la noticia de los bancos y hablaron de forma relajada de las cosas personales de las que estaban acostumbrados.
Ventura, sentado al lado de Carmen, pensaba que en efecto la cena era diferente, agradable, se respiraba un ambiente que presagiaba un cambio rápido y positivo en la empresa, solo era necesario creérselo, dejarse de tonterías y enfrentamientos estériles y ponerse a trabajar dando ejemplo. Eso es lo que estaba dispuesto a hacer Ventura desde ese mismo momento. Sonrió, viendo a lo lejos a Ramón y Esteban que estaban hablando de forma animada con una compañera de administración, pensó que también iría con ellos de copas después de la cena, tal vez fuese un buen día para ir todos juntos a celebrarlo. Se lo propuso a Carmen y esta acepto rápidamente.
Ventura despertó en la playa, al abrir los ojos vio como los colores del amanecer y el Mediterráneo se fundían como en una postal, no presenciaba un amanecer desde hacia años. A su lado, abrazada a él, estaba Carmen. Habían ido a una fiesta hortera después de la cena, en una terraza de verano, la fiesta fue numerosa, de las que recordaba Ventura de años atrás, parecían recuperar las ganas de estar todos juntos. Pero lo mejor fue que él y Carmen después de tanto tiempo de relación y amistad, aquella noche de repente se descubrieron de otra forma. Ventura observaba como Carmen dormía, mientras por su mente pasaban con gran rapidez imágenes de su vida, siempre sin ella. No recuerda el tiempo que paso hasta que Carmen abrió los ojos, solo que cuando lo hizo le beso intensamente, era feliz.
¿Continuará..?