domingo, 15 de febrero de 2009

ERASE UNA VEZ… (Parte IV)

(Enlaces partes anteriores: Erase una vez… Parte I - Erase una vez… Parte IIErase una vez… Parte III)
(Este es un relato de ficción que solo tendrá parecido con la realidad en la imaginación de quien lo lea…)


Ventura llevaba ya unas horas dedicándose al recuerdo de otros tiempos, solo interrumpido por la entrada de Ramón en el despacho, pensó en hacer algo útil para que el día la pasara más rápido, cambio de silla y se sentó detrás del escritorio, puso en marcha el portátil y abrió el correo, la verdad es que hacia muchas semanas que no tenia nada interesante que hacer, nada que aportar a su empresa, nada que pudiese salvarla de lo irremediable. Esperaba un mensaje de esperanza para su empresa en la negociación que mantenían con los bancos, aunque sabía que el problema más importante que tenían no era financiero, sino de gestión, una gestión que había ido complicándose en los últimos años y que entre todos habían llevado hasta una situación insostenible.

Pero el único correo que recibió fue de Ramón: “Hola Ventura, ya sabes… esta noche copas y… me ha confirmado Esteban que también vendrá. Salu2.” Ventura pensó: Algunos no cambiaran nunca.

Ramón era una persona alta y corpulenta, moreno con ojos claros, de apariencia imponente, confidente de Ventura en otros tiempos y superficial en sus opiniones, cambiante según el interés, pero muy inocente en el fondo. Ramón había sido uno de los más preocupados por su futuro en los tiempos del cambio, no le faltó razón, estuvo a punto de perder su empleo por no ceder a los caprichos de algunos. Estos siempre le vieron como una amenaza, nada más alejado de la realidad, cuanta miseria. También Ventura sufrió las vicisitudes de esa época, como muchos compañeros.

La nueva dirección acuño un eslogan nunca escrito que venia a decir algo así como conmigo o contra mi. Esta forma de gestionar la empresa hizo que algunos se sintieran fuera de todo y amenazados en su trabajo diario. Enfrento a las personas y desintegro cualquier atisbo de trabajo en equipo que existiera, que por cierto ya no era mucho.

Se inicio una época que todos recordaban como de despedida de muchos compañeros, casi todos ellos se marchaban por no estar conformes con las nuevas formas, pero sobre todo porque no era un lugar agradable donde trabajar y ser feliz. También se incorporaron algunas personas, sobre todo para reforzar las nuevas ideas, por lo que estaban influidas desde el principio por esa nueva cultura y no significaron mucho para los de siempre, entre los que se encontraba Ventura. Nunca aportaron mucho a la organización y siempre fueron buscando el protagonismo a cualquier precio. Ventura recordaba fuertes enfrentamientos con estas personas, de las cuales siempre tuvo la impresión de que le menospreciaban, sobre todo por su homosexualidad. Nunca olvidará cuando se enteró, se lo contó Ramón, que en privado le llamaban el maricón.

Ventura recordaba que en esa época todos opinaban de todo, que todo se cuestionaba y que ninguna noticia era buena. Casi todos querían que aquello terminase cuanto antes. Sonó el teléfono. Ventura salió de sus recuerdos, ya estaba terminando el día, largo como todos los días de los últimos dilatados meses, como esos periodos de agonía continúa que parecen no terminar nunca. No había sido un día muy productivo, y esto no le llenaba de satisfacción.

- Si… dijo Ventura al auricular sin muchas ganas.
- Hola Ventura, soy Carmen. Ventura se incorporo con un respingo, algo salto en su interior.
- Hola Carmen, creía que seguías enferma, no te he visto en todo el día, ¿Cómo estas?
- Sigo en casa pero estoy mejor… solo fue algo pasajero. ¿Vas a la cena? Pregunto Carmen
- Supongo que si ¿Y tu? Ventura esperaba la respuesta de Carmen para tomar una decisión, aunque no quería que ella lo notara.
- Si quiero ir, pero me gustaría quedar contigo antes, para no ir sola.

Como siempre Carmen sorprendía de nuevo a Ventura, ella siempre era directa y expresaba sus deseos sin cortapisas.

- Estupendo, paso a buscarte, sobre las nueve y media ¿Vale?
- ¿Vale? Confirmo Carmen. ¿Cómo ha ido el día?
- Como siempre, no te lo creerás pero he estado la mitad del día recordando cosas del pasado. Casi podría escribir una historia de todo lo que nos ha pasado aquí. Esta noche te lo cuento. Dijo Ventura con entusiasmo.
- Ventura, preferiría no hablar del trabajo, esto empieza a ser obsesivo.
- Bueno Carmen, creo que tienes razón. Prometo no hablar de trabajo. Nos vemos.
- Hasta luego Ventura. Se despidió Carmen.

Ventura se quedo pensando, al final el día se había arreglado, la llamada de Carmen le permitía salir de su letargo de recuerdos y tener ganas de salir adelante. Solo tenia una tarea importante que hacer antes de salir del despacho para ir a casa, tenia que responder al mensaje de Ramón para decirle que no iría a las copas de después de la cena. Llevar a Carmen significaba para él seguir con ella hasta llevarla a casa de nuevo, y ese plan no era compatible con el de Ramón y compañía.

Continuará…

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