Mi generación, que también es la de Ximo, aún recordamos con nostalgia cuando las horas eran horas y cada dos días había marea. El colegio duraba como para escuchar con calma al profesor (nada menos que Don Alfonso), para preguntar con un cierto atisbo de miedo, no vaya a ser una tontería la pregunta y para salir al encerado como quien sale al albero. El colegio duraba, pero no tanto como para que se hiciera tedioso. Los recreos eran una alegre eternidad llena de pasión por vivir. Así que iban unas cosas venían otras, ya tocaba volver a casa. Donde después de un discreto pero efectivo aseo de oídos proporcionado con toda parsimonia por la madre, había que sentarse a hacer deberes. Mientras tanto, llegaba el padre (cariño reverencial) para ayudarte o para, a veces, enderezar lo torcido. La cena todos juntos y, sólo después, un rato de uno de aquellos dos canales de televisión en blanco y negro, hasta que salieran los dos rombos de Ironside. Sirvan estas líneas para agradecer a aquel censor que no le tentara ponerle rombos a Estudio Uno.
Y así, callando, callandito, nos íbamos preparando para ser gente de provecho y de bien (Don Carlos me habían de llamar). El instituto y la facultad no fueron pruebas de competición contra el tiempo, sino ocasiones de conocer ciencia y gente. Otros amigos tomaron el camino del aprendizaje (siempre dedicándole el tiempo necesario para conocer bien tu oficio).
No hace un año he sido padre. Y mi princesa va a tener que vivir un mundo en el que podrá tener de todo salvo tiempo. De momento, no tiene iguales porque en las ciudades de nuestra sociedad ya no hay niños, hay náufragos en un mundo para adultos. En cuanto eche a andar, deberá ir a la guardería, porque sino salta curso y no hay plaza. Más tarde, las actividades extraescolares no le dejarán tiempo para ver a sus padres, total, es igual, ellos tampoco le podrán dedicar ese tiempo. Sus compañeros de colegio acabarán siendo, con el devenir de los cursos, competidores para selectividad, para un número cerrado de plazas en la facultad, para respirar. No le bastará con ser una persona, deberá ser la persona más eficaz. Y necesitará una retribución acorde ya! No es necesaria la ciencia y la docencia, si no se paga me busco otro trabajo. Porque necesito comprarme fiesta, moto, coche, novio, piso, ya!
Todo, ahora, ya!
Me han preparado para no romper la cadena y formar a la siguiente generación en valores, pero si lo hacemos mi hija y yo así, en el mejor de los casos será un monstruo en su atipicidad. He perdido el tiempo. He perdido el tiempo de mi hija.
Carlos
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