jueves, 21 de febrero de 2013

Los 4 Síndromes del Entrevistador


Hace un tiempo escribí en este blog un post titulado Los 4 síndromes del entrevistado donde describíamos cuatro características no muy positivas que podemos presentar cuando nos enfrentamos a una entrevista.

En ese momento una gran profesional de los recursos humanos y mejor persona J (y un poquito amiga xD) a la que llamaremos Emma (@SalamancaPeral) me lanzó la idea: ¿Para cuándo los síndromes del entrevistador? La verdad es que no lo había pensado, es más creo que ella podría escribir este post mucho mejor que yo, pero bueno, lo intentaré.

Atardecer - Foto by @xsalas

En los tiempos que corren, es posible que algunos entrevistados tengan más tablas y experiencia que muchos de los entrevistadores, es posible que se produzca una sensación de inferioridad inversa. Algo así como un “agujero negro” para el entrevistador, que ve mermadas sus fuerzas y saca de su chistera artimañas poco ortodoxas para salir airoso del trance. En ocasiones, el mero hecho de ser entrevistador te impone un halo de dignidad y superioridad que no tendría en otras circunstancias.

Pensándolo bien, a todos los que leáis este post y estéis buscando trabajo, seguro que os viene a la mente un personaje que en un lugar de la mancha… intentó hacer una entrevista y lo podríais encuadrar en.
  • Síndrome del “Con una mirada suficiente”. Entrevistador intuitivo. Solo con la primera impresión ya tengo suficiente, no quiero saber mucho más, solo con verte ya te conozco. Las entrevistas son cortas.
  • Síndrome del “Qué listo soy”.  Entrevistador auto suficiente  que no requiere de la presencia de ningún otro ser, solo habla él. En la mayoría de las ocasiones habla de la empresa, el máximo nivel se da en aquellos que además hablan de ellos mismos.
  • Síndrome del “Lo sé todo de ti”. Entrevistador que dice saber todo del entrevistado, por lo que se dedica a preguntar obviedades, no permitiendo la expresión correcta del entrevistado.
  • Síndrome del “Tú no sabes nada”. Estos no conocen las redes sociales. Creen que para el entrevistado, acaban de aterrizar con su platillo volante para hacer la entrevista. Salen de la sala igual que entraron, sin enterarse.

Está claro que no todos los profesionales de RRHH son así, que la mayoría de ellos son excelentes entrevistadores que preparan concienzudamente su trabajo y prestan la atención adecuada a cada persona que es entrevistada, porque consideran la importancia que tiene para ellos.

No obstante, si alguna vez te encuentras con alguna de estas características en una entrevista, no te preocupes, tus posibilidades de éxito son las mismas, su comportamiento es constante para todos los candidatos.


¿Conoces alguna característica más? Indícala en los comentarios…

jueves, 7 de febrero de 2013

¿Estamos perdiendo una Generación "Y"?

Conocemos como “Generación Y” a aquellas personas que nacieron entre 1982 y 1995 y que en estos momentos tienen entre 18 y 31 años, personas que crecieron en una sociedad que no les planteo muchos problemas, todo lo contrario, vivieron años de crecimiento, desarrollo tecnológico y la mayoría de ellos vivieron en entornos familiares sin problemas económicos. Eso sí, la mayoría de los padres de estos chic@s trabajaron duro en la época en la que ellos crecían y aprendían.

Esta generación debía ser la que tomara el relavo en estos momentos, bien preparados y con la supuesta perspectiva de un país que había salido de la transición siendo ejemplo en todo el mundo, con una Europa unida, con una única moneda. Ellos no conocieron la guerra fría. Pero la realidad es muy diferente, tan diferente que es posible que este país pierda esta generación, que no les pueda dar ni la más mínima oportunidad.

Este es el testimonio de una persona que pertenece a esa generación. Víctor Vale y su blog es http://todoelmundoodiaamargarethamilton.wordpress.com/ 

Se nos dijo que éramos la generación mejor preparada de la historia, los que se podían permitir viajar y estudiar en el extranjero, aquellos que cambiarían el país, los mismos que nos llevarían a la élite mundial… se nos dijo tantas cosas que cuando hemos empezado a andar, hemos descubierto que no somos más que príncipes descalzos sobre un camino de espinas.

Foto de @xsalas

Nos inocularon el éxito, pero se olvidaron enseñarnos como convivir con el fracaso; nos mintieron y no nos dijeron dónde estaba la forja para comprar los escudos contra la realidad. Somos como aquel prisionero que soñaba que era libre, cuando en realidad tenía cadenas que aprisionaban su maltrecho cuerpo. La tormenta destruyó nuestro mundo de fantasía y el fracaso y la desesperación empezaron a llamar a nuestras puertas.

Al caer la venda, nos sentimos desnudos, descubrimos el miedo y fue entonces cuando muchos nos paralizamos. Las interrogantes aparecieron en nuestra vida, las dudas, el terror y con ello la frustración. Ahora somos los ni-nis, los que no tienen futuro, la generación perdida, el resultado de un cálculo mal planteado.

Siempre odié el victimismo, nunca he creído en el destino postulado en las tragedias griegas; mi futuro es mío, por mucho que me lo quiera negar la realidad. Somos dueños de nuestros errores y de nuestros aciertos, así como los encargados de aprender de los fracasos colectivos. Niego el inmovilismo, la pasividad, la generación perdida, la panacea del “trabajo en el extranjero”; niego a los profetas del fracaso, a los heraldos del pesimismo, niego a todos los que se esfuerzan en hundirnos y les doy las gracias por hacernos más fuertes.

Creo en mi generación, creo que no somos un pretérito imperfecto, somos un futuro ilusionante; no somos estatuas de sal, somos los ingenieros del futuro. Confío y me reafirmo que esta dura experiencia que estamos viviendo nos servirá para fortalecer nuestros pilares; nos hará más fuertes, más resistentes, mejores. 

Debemos aprovechar la tormenta para crecer, para impulsar nuestro destino. Debemos dejar la tormenta a un lado y aprender a bailar bajo la lluvia.

viernes, 1 de febrero de 2013

El “directivo”… ¿Una “especie en vías de extinción”?


Los entornos productivos y organizativos de las empresas están sufriendo en los últimos tiempos, aquí la medida tiempo no indica años, sino más bien meses; cambios importantes en su forma de gestión y sobre todo en su forma de desarrollo y comunicación. Cambios que llevaran sin duda a una nueva forma de entender las empresas.

Foto by @xsalas
Dentro de estas nuevas empresas, la posición “del directivo” podría ser una de las especies en “vías de extinción”. Esta frase puede parecer una afirmación tajante y poco realista, pero tal y como se están desarrollando los acontecimientos (necesidad de aumentar la competitividad), y evolución de las formas de comunicación y aprendizaje en la empresa, con el uso de las nuevas herramientas que proporciona Internet; nos estamos aproximando cada vez más a la definición de empresa 2.0, donde la horizontalidad, la participación, la aportación de ideas y la innovación serán claves para el desarrollo  profesional de las personas que la integren.

Así que, como en todo proceso de cambio no queda más que adaptarse, superarse y mejorar, formándose para que ese cambio no sea un inconveniente. Más bien debe ser la excusa para mejorar personal y profesionalmente.

Pero, ¿Cuáles serán los parámetros básicos que definan la nueva especie de directivos que viva en el entorno de la empresa 2.0? ¿Deben tener conocimientos o habilidades diferentes a las actuales?
No necesariamente los conocimientos y habilidades deban ser diferentes, pero si su desarrollo y aplicación. Veámoslo de la siguiente forma. En un entorno cada vez más competitivo es necesario…

  • Un potencial importante de desarrollo de nuevas oportunidades de negocio.
  • Una visión clara de nuevos procesos de innovación.
  • Y una cultura organizativa volcada al cambio constante, flexibilidad.
  • Tal vez un programa de formación adecuado como MBI-MASTER IN BUSINESS INNOVATION

Y esto nos lleva de lleno a personas que desarrollen una cultura emprendedora. Para las empresa 2.0 no son útiles los directivos que se limitan a tomar decisiones después del análisis de sus cifras o datos de negocio, se necesitan profesionales acostumbrados a proponer nuevos retos, acostumbrados a innovar y sobre todo capaces de adaptarse a los cambios, agiles y en nada conformistas. En una palabra: Emprendedores.

¿Emprendedores dentro de la empresa? Sí, porque no. Esa es la esencia que puede permitir a las empresas desarrollarse, ser competitivas, mejorar, innovar y sobre todo ser flexibles.

Tenemos asociada la cultura del emprendedor al desarrollo de un nuevo negocio, pero este concepto no se debe cerrar solo al desarrollo autónomo de una idea. No todas personas tienen los medios o las capacidades para desarrollar su propio negocio. Sin embargo, si pueden desarrollar su potencial emprendedor en un entorno organizado, donde los medios no sean su preocupación, más bien la gestión de los mismos.

En los tiempos que corren, no solo por duros, sino también por inciertos, se está  “empujando” a los diferentes colectivos en situación de desempleo e incluso a otros que puedan ser susceptibles de serlo en un futuro a convertirse en “emprendedores”, a desarrollar su marca personal y poner su iniciativa en el desarrollo del autoempleo.

Es tiempo de hacerse algunas preguntas…

¿Todos somos capaces de emprender de forma autónoma?

¿No será necesario también que la empresa incorpore o forme a este tipo de profesionales?

¿No deberemos cambiar la cultura de las empresas?

La formación de los actuales directivos puede ser la clave para el desarrollo de ese entorno emprendedor que demandará la Empresa 2.0 ¡¡No te quedes atrás!!

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