jueves, 22 de enero de 2015

Stop, look and go

Nada tan simple, solo con tres palabras “Stop, look, go”, podríamos crear con ellas una buena estrategia para resolver la situación en la que se encuentran muchos Departamentos de Recursos Humanos (RRHH) y sus correspondientes responsables en estos momentos de cambio. No se trata de una metodología al uso, más bien de una reflexión, pero eficaz y práctica.

Foto de @xsalas - El Clot 
Con los cambios que están ocurriendo en la sociedad actual, las comunicaciones entre las personas, la cultura del compartir, de la accesibilidad y sobre todo por el papel que hemos asumido todos de eliminar los intermediarios, tal vez sea el mejor momento para reflexionar sobre aquello que está ligado a la tecnología y que con el tiempo será más inmediato, fácil y barato.

Hace unos días pude ver íntegramente la intervención de David Steindl-Rast (Viena 1926): “Want to be happy? Be grateful” en el TED desarrollado en Edinburgh (Escocia) en Junio de 2013, y quede sorprendido por la simplicidad de su discurso, su claridad, su humildad y sobre todo su convencimiento. Habla de la felicidad y la asocia al agradecimiento, pero sobre todo pone el foco de atención, al final de su intervención, en cómo afrontar un cambio en la actitud que debemos tener para conseguir que las situaciones de agradecimiento no sean puntuales en la vida de una persona, sino más bien continuas y eso le lleve a ser más feliz. El método del que habla es bien sencillo: ¿Cómo enseñamos a los niños a cruzar la calle? Siguiendo una norma muy simple: “Para, mira y sigue” (Stop, look and go).

Pensemos por un momento en los tiempos que estamos viviendo, por ejemplo, se reproducen más fotos en un día que en todo el siglo pasado, o existen foros de formación abiertos que pueden convocar a millones de profesionales. La cantidad de información que una red como Twitter puede ofrecer en unos minutos es prácticamente imposible de leer en toda la semana siguiente. Esto va muy deprisa y además sin retorno.

Estas mismas circunstancias las podemos aplicar en el caso de los entornos de las organizaciones, compuestos por personas que se están viendo afectadas por estos cambios, que los están protagonizando, entornos donde las personas incluyen las “emociones” de sus vidas en las redes sociales, se comunican con rapidez e intercambian conocimientos sin la necesidad de intermediarios, ni jefes, ni directores, ni sindicatos, ni centros de formación, ni… imagina la siguiente.

Creo que de todo esto se pueden sacar cosas muy buenas, aprendizajes positivos que empezaran a dejar de lado las prácticas aprendidas en el siglo pasado y basadas en la competencia, en la falta de reflexión emocional y solo pautadas por la razón, los balances, las cuentas de resultados o las ventas.  Lo cierto es que por ejemplo, en dos post recientes, tanto Santi Garcia en “The Times They Are A-Changin” como Jose Miguel Bolivar en Recursos Humanos debe Desaparecer” plantean desde puntos de vista diferentes, situaciones futuras muy similares y que están conectadas con todos estos cambios que ahora vivimos.

Y que mejor idea que volver al razonamiento del monje Benedictino David Steindl-Rast y crear un entorno en la empresa en el ayudemos a diseñar las nuevas reglas de gestión, los nuevos entornos de comunicación y trabajo, los nuevos “roles” de los empleados, de todos los empleados. Y que mejor catalizador para este proyecto que el Departamento de Recursos Humanos. Desglosemos en método.

Stop. Para. Reflexiona, toma distancia. Es necesario dejar de lado todos los temas por un instante y tener conciencia de que nada ni nadie va a distraer nuestra atención en los próximos minutos.

Look. Observa. Alza la vista fuera de tu lugar habitual de trabajo y mira cómo los cambios externos están afectando a tu organización, a sus miembros, a sus clientes, a sus proveedores. No des las cosas por sabidas, no pretendas ser tú el único protagonista de la mirada. Simplemente observa que hacen los demás a tu alrededor.

Go. Sigue, continua. Toma las ideas observadas y compártelas con tu organización, no dejes que se enfríen, que se duerman, que se pierdan en un cajón. Pide opinión a los tuyos para implantar, resolver o mejorar lo observado y agradece todas las aportaciones que te hagan.

Cuando termines vuelve a empezar, siempre hay algo nuevo que observar, aunque para ello antes debes parar y luego seguir mejorando. Y recuerda agradecer todas las ideas que te sirvan para aprender y mejorar.

Para no convertir esto en una parada rápida, no planificada y sin recurrencia. Podemos crear un entorno que lo favorezca, habilitaremos una sala y reuniendo a los protagonistas que creamos necesitan “Parar, observar y luego seguir”, explicando cual es la intención del grupo. Incluiremos en la sala un gran tablón donde cada uno de los protagonistas irá pegando sus ideas y asociándolas a las que sus compañeros vayan aportando, sin necesidad de coincidir todos al mismo tiempo en ese lugar. Cada uno “Parara y observará a su ritmo”. El “Stop, look and go” se hace de forma individual.

Pasado un tiempo en el que las ideas del tablón empiecen a tener sentido, reuniremos a los protagonistas y sacaremos las ideas ya cerradas y lanzaremos otras, incluyendo en el grupo a nuevos protagonistas. Incluye poco a poco a todas las áreas de la empresa, haz que todos sean protagonistas, todos necesitan “Parar, observar y seguir”. 

Este es el vídeo de la intervención de David Steindl-Rast.


lunes, 5 de enero de 2015

3 Razones para Conversar desde Recursos Humanos #RRHH

“Considera las relaciones humanas, sus conversaciones, como una fuente de energía” 


La importancia de las conversaciones para el ser humano queda patente en todo momento de su historia, pero cometemos un error en los últimos tiempos, cuando practicamos el arte de la conversación, en la mayoría de las ocasiones, solo lo hacemos para intentar imponer nuestro punto de visto o para hablar de nosotros mismos. En el arte de conversar hay más de descubrir. Eso es escuchar, eso es aprender, así que cuantas más personas conozcas más constructivas serán tus conversaciones.

Mucho de este contenido puede desarrollarse leyendo al profesor de Oxford y escritor Thoedore Zeldin (1933) que en dos de sus obras “Historia íntima de la humanidad” (1995) y “Conversación” (2000), plantea cuestiones tales como que aprender de la historia de las emociones del hombre puede ayudar a mejorar su entendimiento y superar el sufrimiento, así como que podemos mejorar nuestra vida simplemente conversando de forma más constructiva con las personas que nos rodean.
Tomado estas teorías como acertadas y más en estos momentos, donde las posibilidades de conexión de las personas son múltiples y de fácil acceso, tenemos desde RRHH la obligación de ayudar a crear entornos donde las conversaciones pasen a ser fuente de aprendizaje, de transformación, de innovación y sobre todo de mejora.

Insistir en que no hablamos de generar conversaciones que puedan convertirse en controversias o disputas por imponer el punto de vista de unos sobre el de otros. Hablamos de conversar para conocer el pensamiento y la posición de los interlocutores, enriqueciendo así el punto de vista de todos.

Si lo llevamos a la práctica podemos establecer 3 simples motivos, medibles y de fácil implantación, sobre los que asentar la práctica del desarrollo de las conversaciones en las organizaciones.

Potenciar los líderes y mentores. Si queremos desarrollar liderazgos abiertos y transformadores, nada más eficaz que disponer de entornos donde las personas con capacidad de desarrollo de liderazgo lo puedan ejercer, haciendo que la prioridad no sea su propio desarrollo, sino la transmisión de habilidades y conocimiento, convirtiéndose en maestros, en mentores. Potenciando así su propio papel de liderazgo.

Potenciar el individuo. La conversación en si misma proporciona protagonismo a todos los que participan en ella. Si disponemos de los canales adecuados para que se produzcan, estaremos dando a los miembros de la organización la posibilidad de sentirse parte de ella, de generar entornos solidarios, de compartir compromisos e intereses relacionados con el trabajo.

Potenciar el compromiso. El concepto anterior se acerca mucho a conceptos clásicos de motivación, no relacionados para nada con la recompensa económica, sino más bien con el sentimiento de utilidad. Hacer que las personas tomen conciencia de la importancia de su labor dentro de la empresa, que forman parte de un todo que tiene sentido, no como parte aislada, sino como suma de todos los esfuerzos. En definitiva como suma de todas las conversaciones.

Hablamos de culturas abiertas, de espacios abiertos, de transparencia y participación ¿Se puede hacer? Os dejo un vídeo del propio Theodore Zeldin donde habla de las conversaciones.



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