Lo mejor sería ir a por el destornillador ¿No creéis? Dijo Hadi. Nadie contesto. Solo se oía el ruido que las ruedas producían al deslizarse por el asfalto. ¿Tendremos que salir de aquí, no? Gritó desesperado. Nadie contesto. La oscuridad era absoluta, solo un pequeño agujero en el techo dejaba pasar destellos de luz. Me falta el aire, suspiró con un hilo de voz. Cuando la policía de aduanas descubrió el compartimento escondido del remolque, la visión era dantesca.
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