jueves, 28 de mayo de 2009
Encuentro
Entonces reconocí la mirada de la fotografía, ya no tenía ninguna duda. El parecido era evidente. Después de muchos años de búsqueda, de preguntas, de esfuerzos estériles, tenía en mis manos la prueba más clara de lo que quería demostrar. Ella aparecía radiante, guapa, pelo castaño revuelto, ojos marrones con mirada distraída, dibujando una sonrisa pícara con la mano derecha apoyada en el mentón. El folleto era impecable, la promoción incluía el sorteo de un viaje para los primeros cien clientes de la agencia. No me interesaba la promoción, solo quería conocer a mi hija.
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