jueves, 7 de enero de 2010
Lo Prohibido
Para que no se enteren de que me he marchado he dejado la radio puesta, me he deslizado por el tejado del porche desde la ventana de mi habitación, hasta alcanzar el garaje y coger la bici. Mis amigos me esperan en el cruce. Nos adentramos por un camino de tierra, nunca nos dejan ir por esta parte del bosque. Los mayores dicen que es peligroso y que viven personas que se llevan a los niños y se los comen. Pero mis amigos dicen que es mentira. Después de una larga curva, el camino nos dejo frente a una gran casa solariega. Parecía abandonada, el miedo me envolvió, di media vuelta, salí corriendo. Apague la radio. Años después, entre bromas, mis amigos aún me recuerdan ese día cada vez que visitamos el burdel.
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