sábado, 26 de octubre de 2013

Carta a mi amigo #Empleo

Estimado Empleo.

Sé que no andas muy bien de salud (Me lo comentó la EPA el otro día), pero no obstante me atrevo a escribirte esta carta por los muchos años de amistad que nos unen, y siendo consciente que nuestra relación no atraviesa los mejores momentos desde que nos conocemos. En los últimos años nos hemos distanciado, y en las pocas veces que hemos coincidido, más valdría no haberlo hecho.

No es esta una carta de reproches, ni un intento de justificar mi falta de contacto contigo, ni siquiera pretendo conseguir tus favores, solo quiero explicarte las interferencias de terceros en nuestra estrecha y fructífera relación, ahora deteriorada. Interferencias que no solo provocaron nuestro distanciamiento, sino también la dificultad que ahora tenemos de volver a retomar nuestra relación. Interferencias que además, creo desconoces.
Quiero decirte que aquellos que tenemos contacto con las personas que no tienen ningún tipo de relación contigo desde hace años (Para nombrarles usan el eufemismo: Parados de larga duración), estamos siendo testigos de un deterioro galopante de nuestra sociedad, cuyo futuro no se atisba muy halagüeño (Dulce Crisis). Y ahora, con tu permiso me dirijo a las personas que están interfiriendo en esta relación.

Este grupo de personas, que no son una ni dos, no, en absoluto. Son, al menos, todos los responsables de la gestión pública y privada de este territorio desde al año 1982 hasta nuestros días. ¿Qué no se puede generalizar? Pues el que tenga argumentos para defenderse que los publique, a ser posible de forma individual, clara y con testigos.

Señores responsables de la gestión, ustedes nunca entendieron su función como algo colectivo, más bien han pasado por sus cargos con el ánimo de crecer solo personalmente, de alimentar su propio ego... uno tras otro. Nunca lucharon por el desarrollo de un modelo de negocio sostenible en el tiempo, que permitiera que nuestra relación con el empleo no terminase. Fue para todos ustedes más rentable (y para sus amigos) el crecimiento fácil, y por desgracia olvidaron que estaban sembrando para producir la ruptura de la relación más rentable para todos.

Señores responsables de la gestión, ustedes (durante décadas) han degradado la formación académica, la profesional, la continua y todo aquello que significaba mejorar para unirnos más con nuestro amigo el empleo. Porque parece que desconocen que uno de los motivos por los que nunca se rompe esa amistad es la FORMACIÓN.

Señores “i-responsables” de la gestión, ustedes no han sido ni son conscientes de la situación de las personas de su territorio. Ustedes se limitan a publicar los datos del paro una vez al mes, algo que no entiendo. Nos taladran con el dato de la prima de riesgo, casi de forma online, cada minuto, cada noticiario, dato que no interesa a aquellos que luchan por retomar su relación con el empleo, dato que solo posibilita conocer el diferencial de valor de la deuda a largo plazo de su territorio con el alemán, deberían saber que aquí abajo las deudas se reclaman de un día para otro. Pues me pregunto ¿Por qué no tenemos el indicador del número de parados publicado de la misma forma que la prima de riesgo? ¿Tiene problemas técnicos? (Sarcasmo).

Ustedes, seres que ven brotes verdes en no sé dónde y luces al final de túneles por los que no nos invitaron a transitar, sepan que hay un gran número de personas que será muy, pero que muy difícil que puedan recuperar su amistad con el empleo. Personas que necesitan apoyo y sobre todo formación. Personas que no saben qué hacer, que ya están totalmente desmoralizadas, personas que no saben que es un correo electrónico, que ni siquiera saben tomar en su mano un dispositivo que la mayoría llamamos “ratón”.

Querido Empleo, no me extenderé más, en estos tiempos no se llevan las cartas muy largas y esta podría ser eterna. Solo un último detalle ¿Sabrán estos grandes estadistas que es la brecha digital? Tú y yo lo sabemos, ya hace tiempo que tienes nuevas relaciones que nacen desde Internet, sabes que muchas oportunidades de establecer amistad contigo pasan por este nuevo medio, no sé si será el futuro, pero sí forma parte del presente. 

Espero que tengas un futuro prometedor, brillante, esperanzador. Tu futuro será el de muchas personas que ahora no saben cuál es el suyo.

Recibe un fuerte abrazo.

(Nota del autor. Si esta carta le parece demagógica, generalista o carente de datos contrastados, les invito a que escuchen una conferencia y/o rueda de prensa de los gestores de nuestro territorio. Luego comparamos)


1 comentario:

Patricio Usaj dijo...

¿Creemos en el fin de la crisis?

Hace unos días he tenido, como en muchas otras ocasiones, una charla o debate —como quieran llamarlo— sobre la crisis económica actual, en éste caso con una persona de unos 27 años aproximadamente —más adelante comentaré por qué indico la edad—, en la cual no me pasaron desapercibidas las respuestas de desánimo que recibí en cuanto a las opciones de mejora de la situación actual, y una cierta incredulidad en cuanto a la iniciativa solidaria para el empleo que intento sacar adelante. Esto me hace pensar en la incredulidad de la sociedad al día de hoy ante la posibilidad de que nosotros mismos podamos generar un cambio, un movimiento ciudadano que cambie los mecanismos sociales/políticos para bien. Me da la sensación de que nos hemos creído que no hay alternativas, que la sociedad —en términos generales— cree que lo único que se puede hacer es esperar a que cambien las cosas. Una pasividad que por más que lo intente, no comprendo, no alcanza con el cabreo, confundimos cabreo con revolución, protesta social con manifestaciones puntuales, pero no sirve de nada si el cabreo no va acompañado de un análisis crítico, de una cierta continuidad, y sobre todo de autocrítica. Pensamos —no es responsabilidad mía, solo es culpa del gobierno*, es la administración la que tiene que corregir los mecanismos sociales, se pueden acostumbrar a que los movimientos solidarios los realice la sociedad —, pero entonces ¿no hacemos nada? ¿No tenemos otra opción que claudicar? Nos tenemos que dar cuenta que muchas veces la estrategia es enfrentar a los "pobres", una confrontación que nos lleva a la desunión, por ejemplo al enfrentamiento entre el desempleado con el que tiene empleo, a los funcionarios con los empleados por cuenta ajena, al que vive en el sur con el del norte, etc. La sociedad tiene estallidos puntuales pero no globales, no coordinados, existen mecanismos para comprar al "miserable" —le doy esto para que tenga algo que perder, y así no querrá correr riesgos —. El que tiene empleo no protesta por miedo a perderlo, el desempleado por miedo a no encontrarlo, y por esa razón el altruismo brilla por su ausencia.
Nos hemos creído que el cambio generado por nosotros mismos es una utopía, vivimos en una sociedad donde se vota más en contra que a favor.
Si la crisis es agónica, lo único que puede pasar es que nos ayude a cambiar nuestros hábitos, que la próxima generación aprenda de nuestros errores, por eso antes hablaba de la edad, la gente joven transmite un mensaje de desánimo —es normal cuando diariamente ven que el 54% de los menores de 25 años no tiene empleo y tiene que emigrar—, por ese motivo tenemos que fomentar un cambio sociocultural, en la educación, los jóvenes de hoy serán nuestros políticos del mañana y actuarán en consecuencia según como fueron educados.
Nos hemos acostumbrado a vivir en la sociedad del bienestar, donde los problemas los tiene el otro, en donde solo se ven por la televisión, resguardados en nuestra economía individual, teniendo como nación nuestra propia casa, en donde solo actuamos en el momento que vemos el toro de cerca, y sólo si existe la posibilidad de que nos embista a nosotros, si embiste al de al lado ¿para qué echar un capote?
Me entristece esta incredulidad ante los movimientos sociales, que se fomente más la unión para apoyar a una selección de fútbol que a la lucha contra el desempleo.
Dicho todo esto, estoy convencido de que hay gente que cree que somos capaces de cambiar el rumbo, que es optimista, que se suma a la hora de poner el hombro y a ser parte activa del cambio —recibo muchos mensajes que lo confirman—. Yo soy el primero que no soy incrédulo ante esta posibilidad, no creo en los mensajes de desánimo sino en el optimismo, y sobre todo creo en la gente, en la capacidad de las personas, que no siempre se tiene en cuenta, seguramente pienses que para qué movilizarse si tu influencia es ínfima, pero permíteme decirte..

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