domingo, 20 de abril de 2014

"Dulce crisis"

Tal vez este pequeño relato no siga la línea de publicación de este blog, pero no obstante he querido compartir algo que es posible esté ocurriendo en muchas de vuestras ciudades. De forma anónima, callada, muchas personas están sufriendo algo que ellos no imaginaban, aún así ayudan y son ayudados. No importa cómo llegaron, lo que importa es que están.

"Todos los días tomaba el mismo camino. Desde su pequeño trozo de libertad hasta su destino no había más de 10 minutos andando, el paso ligero, intentando no llegar tarde. Cuando entraba en el comedor social, se acercaba al mostrador, saludaba inclinando ligeramente la cabeza y tomaba su mandil colgado como siempre detrás de la puerta de la cocina, escrupulosamente lavado por la señora Lucrecia, que se encargaba de la pequeña lavandería del centro.

Las dos horas de servicio en el comedor eran para él un alivio, un espacio para sentirse bien, para abandonar sus pensamientos recurrentes, sus pesadillas presentes. Un ejército de platos sostenidos por manos temblorosas desfilaba ante él todos los días, unas manos que pedían dignidad, manos que él intentaba no mirar, no levantar la cabeza ni un instante era una de sus obsesionas. La otra, rezar mientras llenaba los cuencos de los demás para que ese día sobrase algo de comida, no podía soportar volver sin probar bocado.


De regreso a su hogar los pensamientos le comían el camino. Como una penitencia, los recuerdos se agolpaban en su menoria. Sus años de director comercial, su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo… desfilando por delante de él con la mano extendida, con el plato vacio, pidiendo dignidad. Se paraba delante de un quiosco que como un faro aparecía en medio de su recorrido. Dulce le dejaba ojear la prensa y las revistas, hasta que cruzaban sus miradas y una sonrisa. Dulce le guardaba cajas de cartón nuevas y le regalaba las pilas para su aparato de radio, su única conexión con el resto del mundo.

Cuando llegaba a su espacio, acomodaba las mantas sobre los cartones, reponía los trazos rotos por el tiempo, tomaba la radio, le ponía las pilas nuevas y sintonizaba las noticias. Estaba agradecido… Dulce crisis."



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